domingo, 21 de septiembre de 2014

El piano y las manos un idilio a veces tormentoso


Es indudable que la técnica de ejecución en el piano es un factor determinante en la aparición de las lesiones en el pianista.

Pero el primer problema al que nos enfrentamos es que es difícil establecer una técnica estándar, debido a que el trabajo de un músico es diferente a cualquier otro, tanto por la exigencia propia, como por la personalidad que imprime en su ejecución pianística.
 

La demanda física del pianista es elevada para su organismo, y con frecuencia afecta a la columna en todos sus segmentos (cervical, dorsal y lumbar), a los hombros, y antebrazos, pero no debemos olvidar que el elemento final de la transmisión de la música son las manos.

La elevada complejidad anatómica de la mano en forma de un número importante de huesos y tendones, implica que con frecuencia se produzcan sobrecarga de estas estructuras en forma de tendinitis (u otras lesiones), producidas por la práctica prolongada de los movimientos repetidos, combinada con una situación repetida de estrés físico y mental.

Son numerosas las tendinitis que afectan a las manos de los pianistas: tendinitis de Quervain, tendinitis en los extensores de algún dedo,  y tendinitis en los flexores.



Un caso no infrecuente es la aparición de gangliones en los flexores de los dedos, sobre la vaina tendinosa.

En principio el tratamiento suele ser conservador, pero en el caso del pianista si provoca molestias debe extirparse porque da lugar a problemas en la ejecución pianística. 

Esa alteración de la técnica pianística para compensar esas molestias desemboca en la aparición de dolores en el resto de la extremidad, lo que afecta aún más la ejecución pianística.
Por ello en estos casos la cirugía es la solución. Son raras las complicaciones y se trata de una técnica sencilla con una corta recuperación.

lunes, 15 de septiembre de 2014

En Dehors: el eterno reto del bailarín/a




 

El En Dehors es un reto para todo estudiante de danza clásica. El afán de mejorarlo y una mala compresión de las características biomecánicas de esta posición, origina con frecuencia problemas de sobresolicitación, así como posibles patologías derivadas de una mala ejecución técnica.
El ballet clásico utiliza dos elementos claramente diferenciadores: la colocación en puntas y la rotación externa de las articulaciones de las extremidades inferiores. 
Este elemento último es el que permite desarrollar técnicamente el En Dehors, si bien no se tiene muchas veces en cuenta que la mayor parte del gesto se centra fundamentalmente en las articulaciones coxo-femorales (caderas), continuándose a lo largo de las articulaciones de las extremidades inferiores.
Esta posición aúna unas exigencias estéticas muy altas, que a su vez desencadenan una demanda a las estructuras anatómicas que intervienen en la misma. De esta manera el/la bailarín/a que carece de una suficiente rotación externa de la cadera (por el motivo que sea) tiende a exigir un plus a sus rodillas y tobillos, plus para el que no están preparados anatómicamente. Ahí comienzan muchos de los problemas de dolor en rodillas y tobillos que presentan estos estudiantes de danza clásica.
 
Pero claro, debemos tener en cuenta que la técnica del ballet clásico se basa en este canon estético de rotación externa de las piernas, donde cada una debe girar hacia afuera desde la articulación de la cadera de manera que los pies formen un ángulo de 180° sobre el suelo. ¿Y si mi hijo/a no llega? ¿Qué debo hacer?
Este es uno de los puntos claves en los que insisto tanto. La formación de los profesores es fundamental para detectar limitaciones que no son superables, y en ese punto deben recibir asesoramiento adecuado, para saber si se puede llegar a más o si existe alguna limitación anatómica que impedirá alcanzar un grado de En Dehors suficiente en el fututo.
La carencia de rotación externa en el en Dehors es causante de muchos dolores tanto en la zona pélvico-coxofemoral, como en el raquis lumbar.
Conseguir una técnica correcta del en Dehors implica una gran flexibilidad muscular y movilidad articular. Para ello necesitamos conocer el estado articular de las caderas, y el estado de todos los músculos que intervienen en el movimiento. Sólo el trabajo metódico y prudente (en base a los datos obtenidos en le exploración del/la bailarín/a) permitirá alcanzar cotas altas de rendimiento estéticos.
Pero lo que es más importante, también este conocimiento exhaustivo permitirá detectar precozmente aquellos casos en los que no será posible alcanzar de ninguna manera ese estándar, o que si se insiste será a costa de riesgos para la salud. Si no se va a poder disfrutar con la danza, vale más saberlo a tiempo.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

MEDICINA DE LA DANZA: SE DEBE RETOMAR EL ASESORAMIENTO

Como aficionado de largo recorrido de la danza, me propongo comentar periódicamente algunos aspectos de la salud relacionados con esta actividad.
Clásicamente la labor del médico ha sido la de tratar lesiones en los bailarines, dejando de lado el aspecto más importante que es el asesoramiento al bailarín sobre asuntos relacionados con su salud (y por supuesto con su rendimiento). Creo sinceramente que mucho queda por hacer en este campo.
La técnica del ballet clásico consiste en posicio­nes y movimientos estilizados que se han ido desarrollando a lo largo de cinco siglos. Estas leyes del ballet clásico están reflejadas en documentos italianos del siglo XV-XVI y franceses del siglo XVII, y nacieron de las exigencias estéticas que se planteaban du­rante el Renacimiento y Barroco.

Ya en ese momento nació el binomio técnica-arte, siendo el dominio de la técnica (y por tanto del cuerpo) un medio para lograr el baile teatral.
Dada la exigencia que conlleva el dominio de la danza clásica, su estudio comienza en edades muy tempranas. Ello supone que alrededor de los 8 años comience en muchos casos, un entrenamiento serio.
La progresión de este entrenamiento implica que aumente el tiempo y la frecuencia de las sesiones de una forma progresiva a lo largo del tiempo.
¿Cuántos padres se plantean si sus hijos están capacitados para desarrollar esa actividad?. ¿Cuántos conocen las demandas físicas reales que la danza tiene para el organismo?.
Sin duda el aspecto clave que se debería plantear previamente (o en las fases iniciales) al inicio de la danza, es si están capacitados para hacer esa actividad.
En segundo lugar, ¿el profesor de danza recibe información sobre el estado físico de sus alumnos de forma que pueda valorar las necesidades del mismo?.
Es habitual atribuir al uso inadecuado de la técnica, el origen de alteraciones y lesiones músculoesqueléticas, que en ocasiones puede llegar a ocasionar daños irreversibles al bailarín o bailarina. Sin embargo, pocas veces se plantea la duda de si el bailarín está capacitado desde el punto de vista físico para el trabajo al que se le va a someter. A lo mejor una revisión adecuada previa a ese inicio, puede permitir detectar alteraciones que serán limitantes en el futuro (y que pueden desembocar en un abandono precoz de la danza después de unos años de sacrificio) o alteraciones que si son conocidas por su profesor podrán ser subsanadas sin generar problemas añadidos.
Muchas veces existe una obsesión de alcanzar unos cánones estéticos similares para todos los practicantes sin tener en cuenta las diferencias antropomórficas individuales. Esas diferencias pueden ser el origen de que si se aplica la misma técnica a todos por igual, se generen efectos perjudiciales sobre la salud física (y a veces también psíquica) del individuo.
Mi intención es en próxima entregas ir analizando algunos aspectos de la salud del bailarín, teniendo como objetivo que alcance  el disfrute de la danza.

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