El desgraciado acontecimiento ocurrido hoy en Madrid me hace
reflexionar sobre un tema que posiblemente no parezca relacionado con mi blog,
pero que finalmente guarda relación directa.
Me gusta Ancelotti.
Sí me gusta, aunque no sé si es buen entrenador o no, ni si
es buena persona o no. Pero me gusta. Me gusta ese aire relajado que transmite,
ese aspecto de gentleman, ese quitar importancia a los problemas. Me recuerda a
Vicente del Bosque. No sé si saben o no de fútbol (presumo que mucho más que
yo) pero lo cierto es que ambos transmiten tranquilidad, y favorecen que se
tenga una visión del fútbol más lúdica, más relajada, más entretenida. Una
filosofía que se acerca más a la que tienen los americanos.
No me gustan por el contrario los que crispan el ambiente,
los que transmiten violencia, los que hablan con desdén, o se dedican a
criticar al contrario (y de esos hemos tenido algún ejemplo estos últimos años
que afortunadamente ha emigrado a otros lares).
Y por qué creo que esto es importante, porque esa forma de
ser (la crispante) de los entrenadores, de los jugadores y de los directivos
del fútbol, favorece la violencia en el terreno de juego y fuera del terreno de
juego. Yo, por ejemplo, no he visto estos dos últimos años a un defensa del
equipo de la capital de España, ibérico por cierto, entradas intempestivas (por
ser suave) como las que realizaba los años anteriores con otro entrenador.
El límite entre la motivación y la violencia, es un límite
demasiado peligroso de cruzar, y por cierto muy difuso.
Sí me gusta Ancelotti, y del Bosque, y otros entrenadores,
que transmiten tranquilidad. Tengo la esperanza de que ello con el tiempo haga
que los padres transmitan tranquilidad a los niños en el deporte, y que esos
niños cuando sean mayores, sean unos espectadores tranquilos, que irán al
fútbol a disfrutar de un espectáculo, y no a plantear una batalla campal contra
unos rivales deportivos, que no personales. Morir por pelear antes de un
partido es una desgracia que nunca debería repetirse.
Por eso me gusta Ancelotti, y del Bosque, porque no sé si
saben mucho o poco, si son buenas personas o no. Me gustan porque abren la
esperanza a una mentalidad distinta de nuestros niños (y de sus padres si todavía
son reciclables), que espero que vivan el deporte sin repetir los errores de
sus adultos de hoy, y que no queden antes de un partido para montar una pelea
con sus rivales deportivos, sino para tomar una cerveza y compartir una
relación humana, fundamentada en un deporte (el que sea).
Por eso gracias Ancelotti, gracias del Bosque.